lunes, 22 de marzo de 2010

La metáfora de "El secreto de sus ojos"

Antes de que ya se me vaya la idea quiero compartirla con quienes vieron "El secreto de sus ojos", galardonada con el  Oscar 2010 a la mejor película de habla no inglesa. La viste?  Si no lo hiciste todavía te la recomiendo muchísimo. Y si eres como yo que no le gusta que le anticipen detalles ni finales de una película que quiere ver, mejor mírala primero y regresa antes de seguir leyendo.

Hay muchos elementos que me hicieron disfrutar al máximo esta producción, como el tema del protagonista que anhela escribir una novela, las frases referentes a la pasión que nos mueve a todos por un determinado "algo" en contraste con el hecho de vivir una vida vacía, una vida llena de nada. Las montañas de papeles en esa sala judicial, y la imagen tan real de la mal llamada justicia. La ambientación perfecta de los años setentas, el humor, el suspenso, la máquina de escribir que no imprime la letra A, y  el TE  MO... El amigo. El sacrificio. Las pistas que dejó el criminal en sus cartas y la magistral escena del fútbol en el partido del Racing. Por mencionar algunas.

Pero la imagen más cierta que me quedó al terminar de ver la película fue la metáfora que se instaló en mi mente. Podemos solidarizarnos totalmente con el esposo de la víctima durante todo el filme y sentir compasión por él. Después de todo, perdió al amor de su vida de una forma muy violenta. Su existencia dejó de tener sentido y se detuvo. Se congeló. Y sin embargo, no lo sabemos sino hasta el final que en realidad la pasión que le fue robada se transformó en otra. No descansó hasta ver cautivo al asesino. Al contemplar impotente que la "justicia" no lo haría, él mismo lo capturó para sí, lo encerró y se encargó de tenerlo tras las rejas de su propia casa durante veinticinco años.

Qué escena tan devastadora! En una casa apartada de la vista del mundo allí está, allí sigue aquel hombre alimentando tres veces al día a su prisionero. La vida perdió todo color, toda ventana o puerta a otra oportunidad, toda historia nueva para contarse. Se detuvo en ese crimen. Alguna satisfacción, algún placer que contar? Tanto así no, solo el hecho de saber que el malo está pagando su condena. La desgracia para este personaje es que también la está pagando junto con él.

Metáfora por qué? Me puse a pensar que ese es el cuadro que más nos refleja cuando decidimos no perdonar. Perdonar?? Es así como cuando alguna persona nos arrebata en un momento la sonrisa, nos roba, nos ofende, nos hiere, nos trauma y nosotros no queremos salir del choque, y congelamos ahí mismo la existencia... Y vamos más allá, atamos a nuestro ofensor y lo cargamos a cuestas... Sin pensarlo, hemos terminado con nuestra esperanza.

Desde ese punto de vista, el perdón no es solo un acto de misericordia que lo damos por gracia a quien no se lo merece. Es un favor que nos hacemos a nosotros mismos. El perdón deja ir libre al que me hizo daño, pero también me hace libre a mí.

No te quedó esta imagen grabada también?

2 comentarios:

Javier Castillo Vallejo dijo...

Vi la pelicula dos veces, me encantó. Ese mismo día pude compartir con mis discípulos uno de los temas que pone en sobre-mesa le película acerca de la justicia. Pero me impactó tu comentario sobre el perdón. Muy lindo!
Otra cosa, me cautivó el interés del abogado por el caso, parecía que se identificaba con la intensa pasión de un amor perdido, inalcansable, del viudo verdad?.
Hay películas que nos dejan ciertos gustos, esta película me gustó mucho por su atracción a identificarnos con la necesidad de la verdadera justicia y también con el sufrimiento de lo inalcansable o lo perdido. Me identifico con el abogado.

Mary De la Torre G. dijo...

Me alegra, Javier, que te haya gustado el punto que subrayé.
Sí, hay algunas cosas fuertes que cautivan de la trama y concuerdo contigo en el tema de la pasión por un amor perdido. Hay varios momentos alrededor de la "pasión" en esta película. Cada uno de los personajes tiene algo que le apasiona, así como lo señala el amigo de Espósito.
Realmente me encantó esta historia.